Isadora Duncan
Danzar me lleva a la experiencia más profunda del aprendizaje, aprendo de mí, del cómo me muevo ante obstáculos, éxitos, limitaciones, creencias… esa mirada hacia dentro me permite acompañar a otros en sus procesos de desarrollo. Activo la conciencia de mi cuerpo vital y me preparo para acompañar a mis clientes en los desafíos de la vida.
Hoy quiero contarte algo que descubro cuando facilito grupos y danzamos nuestro ser aprendiz.
Siento la oportunidad de danzar mientras escribo, de recordar la experiencia corporal- emocional que me permite acompañar los procesos transformacionales, de compartir aquello que me ocurre cuando la música suena, el ritmo se apodera de mí y el mundo danza. Me siento afortunada al recibir este regalo que me permite aprender de otros cuerpos en movimiento.
Cada vez que me encuentro frente a un grupo de personas que se regalan un viaje rumbo al movimiento del ser, disfruto de los gestos que aparecen cuando atraviesan la puerta de la emoción, la respiración va acompañando la melodía de las palabras y el cuerpo comienza el camino de vuelta a casa. Es el momento de diseñar la danza, de sentir las cualidades del movimiento, de dibujar la estructura que nos sostiene, de escuchar lo que la experiencia emocional y corporal de los participantes trae al lugar, observo sus inquietudes, sus miradas y comienzo a soñar y entonar.
¿De dónde vienen? ¿Hacia dónde se dirigen? ¿Qué los tiene expectantes? ¿Qué se van a permitir y en que momento sincronizarán sus movimientos para bailar juntos en este océano de posibilidades? ¿Cuál es el cuerpo y la emoción que acompaña su decisión para participar de esta experiencia de aprendizaje.?
El equipo que acompaña el proceso abre sus brazos desde el corazón para acoger el regalo del SER de cada uno y desde ahí diseñar el camino.
La música suena, los cuerpos se mueven, las miradas se cruzan, la naturaleza nos enamora, las almas se expanden y la energía encuentra el ritmo para sostener el aprendizaje que emerge sin avisar.
Es la hora de…
SENTIR, de bajar de la mente al cuerpo, de indagar, de escuchar, de emocionarnos, de entonar la respiración, de desprendernos de las capas que nos aíslan, de disfrutar de la presencia
DANZAR a ritmo del corazón. Es la DANZA DEL APRENDIZ.
Estamos invitados a DANZAR, un inmenso mar de acción y reflexión frente a nosotros,
¿Que necesito para sostener los cambios que el aprendizaje me desvela?
Empieza el baile y el movimiento de la PRESENCIA es el primero en aparecer, la piel se hace cargo permitiendo el roce, la cercanía, el primer contacto y desde ese lugar sentimos la temperatura, palpamos las dificultades y facilidades que nos permiten deslizar, rodar o parar en el instante , nos encontramos con lo superficial de camino a lo profundo, el cuerpo se abre para explorar los limites de la DISPONIBILIDAD, el músculo se prepara para recibir el peso y despertar la CONFIANZA, el hueso dibuja su volumen consiguiendo redondez y seguridad conectando con la ESCUCHA profunda.
Que fácil es entrar sin forzar, hablar sin desgarrar, invitar sin obligar, hacer sin esperar, profundizar sin bloquear, salir sin huir, qué fácil es bailar de lo superficial a lo profundo y de lo profundo a lo superficial a ritmo conversacional cuando la escucha es altamente definida.
Nos escuchamos en movimiento, en quietud, en silencio, en conversación… escuchamos al otro y a nosotros mismos cuando permitimos que tome protagonismo el aprendiz que habita en cada uno de nosotros y en algún momento de este baile, soltamos el “yo sé”, para danzar con el “yo soy”, dejamos a un lado el “pensar” para transitar el “sentir”, convirtiéndose en nuestra pareja de baile. “Yo+ Siento”.
A eso te invita la danza del aprendiz a SER, descubrir, cambiar, transitar, evolucionar y sentir a través del cuerpo en movimiento.
Te invito a danzar de la mano de tu aprendiz.
Busca tu espacio para mirarte, sentirte. Elige una música que te haga vibrar, cierra los ojos, respira, conecta, siente y deja que emerja el movimiento más genuino, fácil y poderoso que nace de ti.
Antes de empezar alinea tu cuerpo y pregúntate ¿Para qué danzo? Encuentra el enfoque hacia donde dirigir tu energía en movimiento.
Al finalizar rescata la experiencia del momento: ¿Cómo siento mi cuerpo físico? ¿Qué energía emocional he movilizado? ¿Qué observo cuando me muevo?
Y quizás si llegaste hasta aquí quieras explorar algo más:
¿Cuál es el cuerpo del aprendiz que te ayudará al diseño de tu propia danza?
¿Cómo se define en movimiento?
Fundadora de Movimiento Esencial. Coach PCC-ICF Especialidad en el ámbito Corporal – Emocional. Facilito y acompañante procesos transformacionales individuales y de equipos. Exploradora del movimiento, del proceso relacional, de la participación-acción, lo que me inspira a re-crear la vida y conectar con la pasión, ilusión, motivación que habita dentro de cada persona y de cada organización. Socia directora de ReCrea SCA y de la Escuela Internacional de Aprendizaje en movimiento ME.
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